La sociología comunitaria es una rama de la sociología que nace de un conjunto de
profesionales que encuentran dificultoso encuadrar su actividad profesional en
las orientaciones clásicas de la carrera de sociología: sociología política,
sociología económica, sociología de la educación, sociología laboral,
sociología de la salud, etc.
Aunque si es cierto
que puede tomar aspectos parciales de estas orientaciones, ninguna sirve como
marco teórico general que de cuenta de las prácticas de muchos profesionales
que actuamos con el título de licenciado en sociología. Por lo general se
asocia la formación de sociólogo con las actividades de docencia e
investigación, más del lado teórico que práctico, y cuando se la asocia a lo
practico se lo hace con actividades ligadas a la planificación, evaluación, supervisión,
auditoria, de políticas y acciones; como si la actividad del sociólogo
estuviera en realidad alejada del contacto directo, cara a cara con las
personas y sus problemas, esto último, se cree, sería más propio de la
psicología, el trabajo social, los operadores de calle, animadores culturales,
etc.
Sin embargo creemos
que esta es una visión limitada del campo de la sociología, y que en estos
momentos habemos varios profesionales de la disciplina que nos encontramos en
el terreno de acción más directo de las políticas sociales, y en diálogo con
otras disciplinas, como las ya nombradas, a las que habría que agregar la psicología comunitaria, el trabajo social comunitario, la recreación
y educación popular, todas disciplinas y enfoques con los que la
sociología puede mantener un muy enriquecedor intercambio. El sociólogo puede
intervenir en espacios de interacción continua e implicada con sujetos, y de
hecho lo hace.
Que hacemos
-Talleres lúdico
reflexivos, sobre problemáticas y temas sociales específicos
-Cursos y
capacitaciones
-Procesos de
fortalecimiento comunitario.
-Grupos reflexivos
para adolescentes
-Diagnósticos sociocomunitarios
participativos
La sociología clínica
comunitaria busca ser un espacio de diálogo entre las distintas disciplinas de
las ciencias sociales, con el objetivo de lograr intervenciones sociales más
integrales y efectivas.
Enfoque
sistémico comunitario: elaboración de un marco teórico desde la teorías de sistemas sociales de Niklas Luhmann
El trabajo que nos toca hacer se sitúa
en un terreno de transición, en una zona intermedia, podríamos decir de
intersección entro lo psicológico y lo social. El dasafío mayor es visualizar y
poder usar fructíferamente en las intervenciones comunitarias esta relación continua entre
lo social y lo subjetivo, ver las mediaciones que se llevan a cabo, los procesos,
las mutuas influencias.
Al adoptar aquí un lenguaje conocido
como teoría de sistemas autopoiéticos, podemos ganar en precisión, aunque es
cierto que también por momento podremos sentir que el lenguaje se hace muy
abstracto. Pero probemos.
En lugar de hablar de subjetividad y
“lo social”, hablemos de sistemas psíquicos y sistemas sociales. Definamos
primero lo que es un sistema, sistema es la diferencia entre sistema y entorno.
Es poco y mucho como definición. Parece
poco en primera instancia, porque todavía no sabemos nada de aquellos procesos
y operaciones que hacen a la diferencia entre sistema y entorno, pero ya
sabemos que esas operaciones de diferenciación tienen que estar continuamente
para que exista un sistema. Luego las formas de esas operaciones de
diferenciación variarán de un sistema a otro. Nosotros nos ocuparemos solo de sistemas
psíquicos y sociales, eventualmente de los sistemas orgánicos.
Lo que habitualmente entendemos por
sujeto, abarca tanto aspectos del sistema psíquico como del orgánico, el
sistema social es entorno del sistema psíquico y orgánico, y viceversa. Esto no
quiere decir que los seres humanos no formen parte de la sociedad o que no los
necesiten, simplemente significa que la categoría de sujeto no es la elegida
para la descripción que queremos llevar a cabo. La sociedad no está compuesta
por sujetos en este marco de referencia, el sujeto es una de las formas
semánticas en que se tematiza a los sistemas psíquicos en los sistemas
sociales, para describirlos y observarlos.
Cada sistema tiene una única
operación que contribuye a su reproducción, es decir a su continua
diferenciación con respecto al entorno. Los sistemas sociales tienen como operación
principal la comunicación, los sistemas psíquicos la conciencia, que se expresa
con pensamientos. Si un pensamiento es comunicado, pasa a formar parte de los sistemas
sociales. Esto últimos pueden tomar la forma de una simple interacción entre
dos o unas pocas personas, la forma de una organización de mayor o menor
complejidad (empresas, organismos públicos, instituciones, etc.), o la forma de
un subsistema mayor, como por ejemplo el subsistema económico que engloba a
todas las organizaciones económicas.
Para empezar la descripción de un
sistema no es necesario dar cuenta primero de sus estructuras. Por ejemplo si
observamos el subsistema social económico, no necesitamos primero descubrir sus
estructuras, para saber como este funciona, podemos empezar por ver la forma en
que este sistema codifica su entorno, es decir que cosas observa de él, como las observa, haciendo que distinciones. Se parte de la premisa de que un sistema
social o psíquico, tiene a su alrededor un entorno inconmensurablemente
complejo, es decir, inabarcable, por lo cual se ve obligado a seleccionar de él
solo lo apropiado para su reproducción. Si es adecuado hablar de estructura, lo
es en este sentido, es decir a partir de las formas en que los sistemas
seleccionan material de su entorno, a partir de que criterios, de que
diferencias. Que seleccionan y porque lo hacen de esa manera.
Lo mismo vale para los sistema
psíquicos, la complejidad no está solo del lado de los sistemas sociales, los
sistemas psíquicos también desarrollan un grado de complejidad inabarcable en su
totalidad para los sistemas sociales, solo una pequeña porción de los procesos
que suceden en el plano de la conciencia son abordados en la comunicación. El
punto de acople entre la conciencia y la
comunicación es el leguaje, es el lugar en el que ambos sistemas pueden influir
uno en el otro.
Los sistemas psíquicos y sociales,
son ambos cerrados operacionalmente, autopoiéticos y autorreferenciales. Lo
primero significa lo que ya dijimos, que cada uno de se reproduce con una solo
operación, los sistemas sociales con la comunicación los sistemas psíquicos con la conciencia. La
conciencia no comunica, y la comunicación no piensa, solo la conciencia piensa,
solo la comunicación comunica. Una comunicación puede provocar distintos
pensamientos en la conciencia, o como dijimos un pensamiento puede comunicarse,
pero se trata de interpenetraciones e influencias entre los sistemas psíquicos
y sociales; cada sistema sigue conservando su modo de operación. La
consecuencia más importante de este hecho es la autonomía del sistema para auto-determinarse
por medio de sus operaciones.
Lo de autopoiéticos y
autorreferenciales significan que tanto sistemas psíquicos como sociales,
producen sus estructuras a partir de los elementos que ellos mismos producen.
Los elementos del sistema no son tomados del entorno, son creados por el propio
sistema, que luego los reutiliza para construir sus propias estructuras. Un
sistema psíquico no toma pensamiento del aire y o de la comunicación. La
comunicación puede provocar pensamientos, pero estos se producen en el plano de
la conciencia, y se transforman en elementos del sistema psíquico. La
comunicación requiere del pensamiento, de la fuerza motora del organismo, del
aire, etc., pero una comunicación no es ni aire, ni pensamiento, ni fuerza
motora, esos son materiales y energías necesarios pero no la comunicación en
sí; una vez que se produce una comunicación, esta desencadena un proceso de
enlace con otras comunicaciones (aceptación, rechazo, indiferencia) que lleva a
la formación de estructuras en los sistemas sociales. Así la comunicación
termina produciendo más comunicación.
Los
talleres en la comunidad como sistemas sociales de interacción
De los desarrollos anteriores podemos
ahora deducir el plano de acción en que nos movemos en la realización de
nuestras actividades de grupos de reflexión y talleres.
El elemento principal es la
comunicación, y a través de ella se tematiza, se habla, se reflexiona, se
critica a partir de los pensamientos de la conciencia que se va dejando llevar
por todo esta comunicación. La comunicación a partir de ciertos “disparadores”,
temas introducidos y seleccionados intencionalmente por el coordinador, buscan
generar ciertos efectos en las conciencias de los participantes para que
tematicen y opinen sobro ciertos temas.
Un punto de equilibrio difícil de
logar en los grupos en que se trabaja con los temas emergentes de la
comunicación libre de las conciencias, es hasta donde se deja a las conciencias
de los participantes comunicar sus pensamientos, y hasta donde el coordinador
orienta la comunicación a partir de la selección de temas y administra las
interrupciones.
A favor de la libe expresión podemos
decir que desde cierta visión terapéutica del taller, se piensa que el poder
expresare produce en la conciencia y en el organismos de los participantes
cierta descarga de tensión y por consiguiente, alivio para ellos al encontrar
el canal de la comunicación para la descarga.
En contra están los argumento de que prestar
demasiada atención a los temas que surgen de las conciencias de los
participantes puede llevar a la desvirtuación del taller, o a que solo
participen unos pocos, que se pierda el objetivo central, y que no se traten
los temas de comunicación previamente seleccionados por el coordinador.
Ambos argumento son atendibles. El
tema es que el grado de complejidad que hay del lado de las conciencias, en
cuanto a la cantidad de temas que pueden ser comunicados y tematizados y/o
reflexionados, es inabarcable para la estructura del taller. Si nosotros vemos
el taller como un sistema social en el plano de escala microsocial, es decir en
el de la interacción, necesitaremos de la selección y reducción de complejidad.
El taller o grupo, como sistema social de interacción necesita también crear
sus propias estructuras para reproducirse y no sucumbir, para ellos debe
producir su diferencia con el entorno, y ello lo puede hacer a partir de la
comunicación.
Por ejemplo, pautando los temas de
comunicación antes del encuentro, organizando la intervenciones de los
participantes, mediando en las intervenciones para llevar a la reflexión de los
temas propuestos. Todos estos son criterios de selección de las comunicaciones
que se llevarán a cabo en el taller, es decir que no todas las comunicaciones
que se produzcan en el taller serán seleccionadas para la reproducción del sistema,
algunas deberán ser descartadas para el cumplimiento del objetivo del taller y
por ende, de la reproducción de este sistema social. El asunto claro, es como
manejar esto con acto, las interrupciones siempre son difíciles, sobre todo hay
que tratar que no sean entendidas como rechazo o negación de lo que el otro
comunica.
Lo más importante es focalizarnos en
lo que se quiere comunicar y como se lo quiere hacer, luego todas las comunicaciones
que producen los participantes deben ser procesadas en los términos de esas
comunicaciones, en la forma de criterios
de selección. A esta selección de ahora en más le llamaremos también reducción
de complejidad.
La
instancia de la auto-observación de las intervenciones: evaluación
La auto-observación es una operación
posible y frecuente, tanto en los sistemas psíquicos como sociales. En los
sistemas psíquicos podemos verla en la vida cotidiana en la forma de auto-reproches
o críticas dirigidas a nosotros mismos, o también en una terapia psicológica,
en donde la auto-observación del sistema psíquico es orientada por un
profesional que le ofrece puntos de referencia para realizarla.
Los sistema sociales hacen lo propio,
para poner un ejemplo que nos acerque a nuestro tema, la evaluación de políticas
públicas, un campo de gran desarrollo en los últimos años, es la aplicación de
este principio de auto-observación del sistema. En este caso el sistema se observa
a sí mismo para cotejar que los objetivos propuestos al principio de la
intervención se estén cumpliendo, y auto-dirigirse a él mismo en caso de
desviación, es el clásico ejemplo de la retroalimentación.
Nosotros aquí preferimos decir que el
sistema al auto observarse aplica la diferencia entre sistema y entorno que ya
de por sí aplica, pero esta vez así mismo, produciendo así una nueva instancia
de diferenciación en el sistema (la de evaluación, auto-observación, crítica,
etc.) que lo hace más complejo que antes.
Es una herramienta muy útil para el
taller el designar una persona del equipo con el único objetivo de observar lo
que sucede en la dinámica, tomar nota de lo que pasa atendiendo a la
planificación inicial del taller. Lo importante aquí también, será pautar de antemano
que aspectos del taller se evalúan para tener puntos de referencia para la
observación, ya que no es posible observar todo, aquí también como en el tema de
la comunicación, se hace necesaria la selección y reducción de complejidad.
Entre los puntos de referencia de la
auto-observación pueden esta los siguientes: cumplimiento o no y porque de la
estructura del taller (inicio, desarrollo, plenario, cierre); desarrollo de la
comunicación entre los participantes, entre los participantes y los
coordinadores, y entre los coordinadores si hay más de uno; abordaje o no de
los temas previamente planificados, surgimiento de temas no previstos; momentos
de mayor y menor participación y empatía; calidad de la participación; calidad
de la exposición de los coordinadores.
Con todo lo dicho igualmente hace
falta todavía una aclaración. También lo extraemos de la teoría de sistemas
autopoiéticos clausurados operacionalmente, y es la cuestión del tercero
excluído de la observación o el punto ciego de la observación. Básicamente
consiste en lo siguiente: el sistema (psíquico o social) puede observarse a sí
mismo, pero no puede observarse a sí mismo en esa operación, es decir, el
sistema no se puede observar a sí mismo mientras observa a otros sistemas, ni
tampoco cuando se observa a sí mismo. La analogía de ojo viene bien aquí, el
ojo puede observar a condición de no verse él mismo mirando. Por lo tanto un
acto tan simple como ver, es también una selección, algo se ve a costa de
excluir lo demás.
Todo este razonamiento sirve
simplemente para señalar y llamar ala atención sobre el hecho importante de lo
que significa observar: significar marcar un a diferencia, mientras se lo hace
se ve una parte de lo que se observa, otra queda excluída, es imposible “ver
todo”, siempre habrá un punto ciego de la observación. Aun cunado el sistema
quiera observarse a sí mismo.
La consecuencia más directa de este
hecho es la imposibilidad fáctica de poseer un control total sobre el
desarrollo de los acontecimientos que se quiere orientar. En nuestro caso el sistema
social de interacción taller. Se podrán hacer continuaos ajustes y re direccionamientos
que podrán o no mejorar las intervenciones, pero es cierto también que este
proceso no tendrá fin, precisamente por el punto que estamos aclarando. Pero
esto no es para desanimarse, quiere decir que siempre tendremos trabajo!
La
comunicación de sentimientos y la afectividad en los talleres
En los talleres y grupos con
personas de estratos sociales bajos o
que han padecidos situaciones de estrés social o vulneración continua de derechos,
se vuelve casi fundamental la reconstrucción de la subjetividad que
precisamente se encuentra arrasada por sus condiciones vitales. Crear las
condiciones para esta reconstrucción deber ser uno de los objetivos del sistema social
taller.
La comunicación sincera de
sentimientos por parte de los coordinadores y participantes, y la recepción de
estos mensajes por ambos, genera unas condiciones de empatía muy favorables para
el taller, que permite que más temas sean tematizados y en forma más profunda. La
sensación al comunicar un sentimiento y sentirse escuchado y comprendido rebasa
el plano de los sistemas sociales y psíquicos en el que estábamos hasta ahora, y
produce efectos en lo que llamaríamos sistema orgánico, o simplemente organismo.
Genera sensación de bienestar en los participantes, y por ende creación de
endorfinas en su sistema neurofisiológico, lo cual incrementa la disposición a
participar del taller.
Esta es la causa de la preferencia de
empezar un taller en el que abordarán temáticas angustiantes (violencia,
adicciones, sexualidad, etc.), con una dinámica lúdica, para generar estos procesos en la conciencia y organismos de los participantes. La generación
de un espacio de juego y de comunicación de nombres, gustos, preferencias,
trivialidades, produce en el organismo de los participantes un estado de
relajación que baja las defensas previas que pudieran tener a la actividad por
desarrollar.
Por lo tanto los sentimientos son una vivencia de la conciencia que desencadena un proceso orgánico que puede volverse o no consciente para los
sistemas psíquicos, y que por lo tanto puede o no ser comunicado para que forme
parte del sistema social. No creemos que sea necesario ni fructífero comunicar
todos los sentimientos, algo que sería imposible y generaría un grado de
complejidad imposible de absorber por el taller, simplemente es adecuado
propiciar, dar lugar al desarrollo en los participantes de ciertos sentimientos
que son positivos para el taller y para los mismos participantes. Esto es
posible de hacer con ciertas dinámicas y formas de la comunicación. Los
sentimientos positivos de los que hablamos son: relajación, alegría, bienestar,
empatía, confianza, cooperación, altruismo, etc.
La
espiral negativa: reproducción autopoiética de situaciones desfavorables
Desde el paradigma en que estamos trabajando
la comunicación en los sistemas sociales se produce y reproduce a partir de la
comunicación. Una comunicación se enlaza a otra, y esta otra a la siguiente y
así sucesivamente. Sin embargo esto no significa que todas las comunicaciones
tengan las mismas posibilidades de aparecer y/ de ser aceptadas.
Existen estructuras previas a la
comunicación, que son también parte de la comunicación, como por ejemplo las
expectativas. Alguien comunica algo, y se espera que la respuesta siga solo algunas opciones posibles, rechazo,
aceptación, observación, etc. También la comunicación actual va limitando las
opciones posible de la siguiente
comunicación, por lo cual las partes presentes en un sistema de comunicación se
van auto-limitando por medio de selecciones de comunicación.
Aquí queremos trabajar sobre una
forma peculiar de comunicación que ilustra este mecanismo, que se da en el contexto
de realización de los talleres de reflexión en comunidad. Se trata de una situación
común en sectores vulnerables, en situación de marginalidad porque atraviesan
situaciones de estrés social, como inseguridad, adicciones, violencia, etc.
Queremos llamarla “espiral negativa”, porque las personas que concurren a los
grupos suelen traer como temas de comunicación la desesperanza, el
resentimiento, la vergüenza, la culpa, la envidia, etc. Temas que dan cuenta de
la situación en que estas poblaciones se encuentran, por distintas circunstancias,
pero que paradójicamente, al ser la única forma de tematización de la
comunicación, termina produciendo un proceso de retroalimentación, en donde la
negatividad de estos sentimientos se refuerza a sí misma. Aumentan la probabilidad de ocurrencia de comunicaciones negativas al tiempo que disminuye la probabilidad de en lace de comunicaciones positivas, placenteras con efectos saludables.
Un sentimiento negativo se hace consciente,
luego se comunica, al comunicarse la negatividad del mensaje produce
sentimientos negativos en otros participantes, que al percibir dichos
sentimientos en sus conciencias, o se retraen y ya no comunican, o bien continúan
con la comunicación de sentimientos negativos. Es como si la comunicación de
únicamente temas negativos, aumentara las probabilidades de enlace de otras
comunicaciones del mismo tipo, y redujera drásticamente las posibilidades de
enlace con otro tipo de comunicación. Cuando este mecanismo de comunicación se
vuelve una estructura en el sistema social de interacción, cualquier
comunicación esperanzadora o contraria a esta lógica puede ser tratada como
desvío y rechazada violentamente.
Esta situación es la que se trata de
evitar desde los coordinadores, a partir de la intervención con comunicaciones
con “signo positivo”. Para ello se sigue el camino inverso al de la espiral
negativa. Esta última parte de un situación de estrés social que produce
sentimientos negativos, que al hacerse conscientes son comunicados en los
talleres. Entonces, en los talleres partiremos de la comunicación, para producir
ciertos pensamientos que se traduzcan en sentimientos positivos, que serán
la base para que los participante pueden empezar
romper la espiral negativa.
Primero se trata de tomar las
intervenciones comunicativas de los participantes, y luego los mensajes de los
coordinadores siempre irán en la dirección de romper el bucle de reproducción
de comunicaciones negativas. En las intervenciones de los coordinadores
aparecerán palabras, como esperanza, se puede, podemos, amor, cooperación,
bienestar, progreso, comunidad, ayuda, felicidad, etc. No se trata de no oír lo
que dicen los participantes porque es negativo, todo lo contrario, las intervenciones
de los coordinadores requieren de la escucha atenta. Pero quedarse en el bucle de
reproducción negativa no mejorará las cosas. Se trata de a partir de la
comunicación generar pensamientos positivos en los participantes, que generen
sensación de bienestar en el nivel orgánico, para que se genere la
predisposición necesaria para hacer comunicables sentimientos positivos.
Lo importante es que los
participantes puedan percibir, aunque sea en el plano de sus conciencias, otra
posibilidad a la de los sentimientos negativos y desesperanzadores. Si luego pueden
hacerse comunicables esos sentimientos positivos mucho mejor. Este paso es ineludible para
empezar a vislumbrar una posibilidad de cambio en las vidas de estas personas.
No se puede pensar en lo que ni siquiera es todavía imaginable. El mensaje
básicamente sería: se puede estar bien.
Otro tema posible de abordar en los
talleres aunque de mayor complejidad, es el de manejar los mensajes que pueden
genenar sentimientos negativos, que provienen del entorno de los subsitemas sociales. Es ilustrativos
el tema de los medios de comunicación masivos, con sus mensajes comunicativos
de homicidios, inseguridad, inflación, crisis, etc. Esto es parte de la espiral
negativa, pero es un aspecto no controlable desde el plano del sistema social de
interacción del taller, y mucho menos desde los sitemas psíquicos.
Pero si se puede trabajar con
mecanismos que puede utilizarse al nivel del sistema psíquico y que permitan
procesar toda esta información sobresaturada de comunicaciones que generan
sentimientos negativos, de una manera que los efectos no sean los mismos. Se
pueden evitar directamente esas fuentes de comunicación, o bien se pueden
relativizar o interpretar de otra manera que no sea nociva para los
sistemas psíquicos. Este es un tema de desarrollar capacidades y habilidades en
los sistemas psíquicos para procesar la información del entorno de una manera
que sea beneficiosa para el sistema, o si ello no es posible descartar dicha
información.
También de la misma forma se pueden
trabajar otras cuestiones del entorno que sean estresantes para los sistemas
psíquicos, para aprender a manejarlas de manera que no produzcan estrés. Para
esto es posible hacer como en el caso anterior, por medio de ciertas habilidades
de selección de información, o también por medio del sentido que se le da a
ciertas circusntancias del entorno, una re significación y reelaboración de la información recibida, más acorde con la salud y el bienestar de los sistemas psíquicos. Nuevamente este sentido deberá ser
beneficiso para el sitema psíquico. En un caso extremo se deben evitar ciertas informaciones o contenidos de los medios que son muy nocivos para el sistema psíquico.